martes, 22 de noviembre de 2011

Día a día...

Hace bastante que no escribo y no es por falta de ganas, sino mas bien, por falta de tiempo. Tengo cosas interesantes para contar pero nunca encuentro un huequito para hacerlo, un momento de tranquilidad, de relax, que me permita explayarme.
Desde que se acabó la excedencia de Enara y empecé a trabajar, los días vuelan y eso que empiezan temprano. Normalmente, a las 6.30 estoy ya arriba, para poder ducharme tranquila, antes de que Enara despierte y quiera desayunar… a veces hay que cambiar el ritmo, ya que se despierta y quiere su teta ya… asi que el ritmo mañanero, lo cambia ella.
El resumen es teta, desayuno mío, ducha, vestir a Enara, vestirme y prepararme yo, calentar el puré, repasar que este todo en la bolsa de la guarde y listas para salir!. Aita se pierde todo este show, que es divertido (o al menos, yo me lo tomo así), una autentica carrera contrarreloj. Porque suele haber imprevistos de ultima hora ( que oportuna es esta niña, a mudarle otra vez el pañal… menudas cacas!) .A las 8.15 tenemos que estar listas para salir si o si…
Y luego viene la parte más difícil, la de bajar el carrito y los trastos mientras Enara se queda solita en casa. No llega a un minuto, pero el berrinche suele ser importante. Lo mismo el berrinche que la alegría cuando me ve de nuevo abrir la puerta y me saluda con su manita “ amatxu, ya estás aquí!”. Tengo ganas de que comprenda que amatxu siempre vuelve y siempre volverá, que siempre va a estar ahí para lo que necesite.
Asi que sobre las 8.30 se queda en la guardería. Y yo, corre que te corre al metro, para llegar a la oficina. Tenemos suerte de que el quedarse en la guardería no supone ningún drama, se queda contenta y alegre, y me achucha cuando se despide que da gusto. Es una autentica gozada. Aunque cuando giro la esquina siempre pienso que con quien mejor esta es conmigo… algún día podré superar eso?
En el trabajo no me puedo quejar, ( sobre todo en los tiempos que corren) aunque la presión es la misma que cuando estaba en jornada completa. Aquí no cuentan las reducciones para cumplir objetivos. Hay que hacer, hay que hacer. Pero la culpa de eso es mía, yo quise ( o en su momento no opuse resistencia) a estudiar una licenciatura meramente masculina, y posteriormente , a trabajar en un mundo de hombres.
Así que ahora sé lo que es ese verbo tan famoso : “conciliar”. Coordinar, intentar estar en varios sitios a la vez, sobrevivir a tu jornada de trabajo y cumplir con tus deberes en casa, como madre y como compañera. Y puedo decir ( a pesar de ser una privilegiada, porque ayudas no me faltan, y porque hemos podido permitirnos una rebaja de mi sueldo a cambio de un mayor tiempo libre para cuidar, como es de ley, a nuestra niña), que no es fácil.
Venir a trabajar con pocas horas de sueño… y tener que cumplir, porque no queda otra. Y cuando vuelves a recoger a la pitufa de la guarde, también estar al 100 %, para prepararle la merienda, y para jugar con ella. Reconozco que la parte “perjudicada” esta siendo el padre, porque yo a las 21.00, después de hacer la merienda, jugar con la niña, recoger un poco la casa, hacer el puré del día siguiente, la cena para nosotros, la papilla para ella, fregar y recoger… después de todo eso, ya no soy persona y me tengo que ir a la cama, con mi niña, a darle la recena, su teta. Y nos quedamos dormidas muchas veces, ella, plácidamente, con su “titia” y yo, de cansancio, pero feliz, de seguir siendo su calma nocturna.
Pero siempre, a pesar del ajetreo del día, pienso que no me imagino estar mejor! . la miro mientras duerme plácidamente en mi regazo…y es mi mejor regalo.

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