Recuerdo que el día que me puse de parto, tuvimos comida con unos amigos y como ya estaba salida de cuentas, nos preguntaron : "¿donde queréis que vayamos a visitaros, al hospital o a casa?". A mi me pareció una pregunta sin importancia y pensé " qué más dará". Pues vaya si da.
Hemos tenido visitas que han venido a casa, con niños con catarro o niños que se te suben al sofá con las botas puestas ... o que han llegado a las 19.00 y despúes de dos cervezas y de tres horas, no sabes si invitarles a cenar o prepararles el cuarto de invitados a que se queden a dormir (en nuestro caso, no tenemos, gracias a Dios). Lo curioso es que era gente que ¡tenía hijos!. Hay que ver qué rápido se olvidan ciertas cosas.
Así que, sin dudarlo, visitas al hospital es la opción que yo elegiría de nuevo. Vale,que no estás presentable, por que has dormido poco ( en casa vas a estar igual) y que no tienes ganas,por que aún estas convaleciente pero son visitas mucho más cortas, por que según vienen unas, se van otras, por cortesía y lo más importante, como no deja de ser un acto social, con la visita, ellos cumplen al ir y tu al recibirles y ya está todo hecho.
Y no sabéis lo que se agradece estar los primeros días, los tres solos en casita ( y digo los tres solos, por que la familia, aunque lo único que pretende es ayudar, se suele poner también muy pesada... pero eso será materia de otro artículo!)
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